En Brasil se dieron las condiciones para el ejercicio de un neodesarrollismo puesto que llegó a la presidencia un obrero, Luis Inácio Lula da Silva, y a la vicepresidencia un capitalista industrial, José Alencar. Sin embargo, estuvieron presentes condiciones adversas para el desarrollo del modelo. Principalmente el endeudamiento masivo que se incrementó desde 1994 cuando era de 720 mil millones a un trillón en el gobierno de Lula da Silva y actualmente ronda los tres trillones en el gobierno de Roussef (Ouriques, 2013).
El endeudamiento hace que se gaste menos en servicios y que la presión fiscal sea por la deuda y no por el mismo gasto. Esta presión es de un 38%.
Otro obstáculo es el bajo nivel de salarios que conduce a una sobre explotación de la fuerza de trabajo e imposibilita un mercado interno que dinamice la economÃa, la cual en la actualidad solo funciona por la deuda o las exenciones fiscales.
Un 77% de la PEA recibe 2.100 reales cuando lo mÃnimo para vivir son 2.800.
Mientras no se rompa la explotación de las fuerzas de trabajo no habrá desarrollo. Además la comunidad industrial brasilera ha dejado de ser productiva para convertirse en importadora y comercializadora de mercancÃa china, oscureciendo asà más aún el escenario económico.
Brasil ha basado su economÃa en la exportación de bienes agrÃcolas y mineros, sin embargo los paÃses desarrollados usaron el modelo exportador como efecto de su desarrollo y no como la causa del mismo como pretende el gigante luso.
De igual modo la dependencia tecnológica y transgénica dominan el sector agrÃcola. Mientras que las universidades se convierten en casas de enajenación que aunque escolarizadas no estimulan la conciencia polÃtica.
Adicionalmente hace falta un pacto de clase y una renegociación con los sindicatos, los cuales han perdido su capacidad para discutir y pactar.
Ante este escenario se vislumbra el logro del ALBA en materia de autonomÃa en las relaciones internacionales que ha producido mayor soberanÃa pero esta todavÃa está limitada.
En lo relativo al vecino del norte, los Estados Unidos lograron una derrota estratégica para la región al atar a México fuera de América Latina con el TLC y de igual modo la presencia estadounidense ha avanzado con las firmas del DR-CAFTA y demás tratados de libre comercio con los paÃses de la Alianza del PacÃfico. Estados Unidos no logró el ALCA pero avanzó con las élites hasta arrinconar al MERCOSUR.
En este panorama Brasil no puede ser la locomotora regional del desarrollo debido a que su retraso lo imposibilita.
El diagnóstico es pesimista y fundamental para no seguir reproduciendo la misma situación y producir nuevas ilusiones que nos permitan superar nuestro bajo desarrollo (Ouriques, 2013).
Fuente:
- Ouriques, Nildo. (Octubre 2013). La crisis del desarrollismo latinoamericano. En A. Vernazza (Presidencia) Conferencia Internacional. Intervención llevada a cabo en el VI Congreso de EconomÃa Ética - CELAC y la paz en Colombia. Universidad Santo Tomás de Aquino (USTA), Sede Bogotá.
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